Rodeados de bosques de castaños, robles y alisos, nuestros secaderos se integran en un paisaje que respira tranquilidad y naturaleza en estado puro. Las montañas, los ríos y los valles de Las Batuecas – Sierra de Francia crean un microclima excepcional que potencia el sabor y la autenticidad de cada pieza. Caminar por este entorno es respirar historia, tradición y armonía con la tierra, elementos que se reflejan en cada loncha de nuestro ibérico.